Más de tres de cada diez personas mayores consideran la búsqueda de compañía el motivo principal por el que han decidido vivir en una residencia, unas instalaciones que reciben una buena valoración general aunque casi un 36% de sus usuarios reconoce que hubiera elegido otra opción de vida.

Estos datos figuran en el informe 2004 elaborado por el Imserso sobre las personas mayores en España, un colectivo para el que la asociación Mensajeros por la Paz propone convertir el 26 de julio en Día de los Abuelos, en reconocimiento a su labor.

En general, expresan autonomía a la hora de decidir ingresar en una residencia, ya que más de un 48% dice que la decisión fue tomada por sí mismo, según un estudio entre 610.

Sin embargo, un 17% afirma que la familia adoptó la determinación, en un 10% de los casos fue una decisión conjunta y en un 6% fueron internados por los servicios sociales. De las razones alegadas para entrar en un centro, la de no estar solo es la que alegan más personas, un 37,4%.

Le siguen en importancia las causas relacionadas con el deterioro de la salud o con la pérdida de autonomía funcional ( 25%), mientras un 5% afirma que lo hizo por "no estorbar a la familia".

También el hecho de no tener vivienda en propiedad favorece el ingreso así como las características del domicilio o del barrio donde residían.

En este sentido, a pesar de que un 85% valora positivamente las condiciones de su domicilio particular y su barrio, casi seis de cada diez están en centro lejos de su entorno. Es precisamente la distancia geográfica uno de los factores que inclinan la elección de una residencia u otra, aunque más de un tercio admiten que tuvieron escasa capacidad para elegir.

ESTAN A GUSTO Una vez en la residencia, la valoración de estos centros a nivel general es buena y un 53% señala que el ingreso no ha supuesto ninguna desventaja material, aunque en el plano personal confiesan que a veces se sienten tristes y solos.

La comodidad (42%, la tranquilidad (35%) y la compañía de otras personas (28%) constituyen los aspectos positivos, mientras los sentimientos de añoranza y tristeza (15%), la falta de intimidad o los problemas relacionados con la convivencia (13%) y la soledad (8%) se sitúan en el lado negativo de la balanza.

El informe refleja que la vida en la residencia permite a muchos obtener compañía, pero en otros "produce exactamente lo contrario: soledad con el agravante de la pérdida de intimidad y de los problemas relacionados con la convivencia obligada con extraños".