Con más resignación que ganas, los jóvenes andaluces han vivido su primer fin de semana en la calle tras la entrada en vigor de la ley 2antibotellón, que prohíbe beber en la vía pública salvo en los espacios habilitados por los ayuntamientos. En Sevilla se produjo un pequeño altercado la madrugada del viernes al sábado cuando, durante una ronda, un grupo de jóvenes increparon a los agentes y les empujaron. Los policías cargaron con porras contra ellos y cuatro resultaron heridos leves con diversas contusiones.

La nueva ley, que comenzó a aplicarse el jueves, prevé sanciones de 300 euros para las concentraciones de jóvenes bebiendo alcohol o haciendo sus necesidades en la calle y para aquellos que dejen los restos de la fiesta (botellas, bolsas de plástico, vasos...) en la vía pública. Asimismo, se contemplan multas de hasta 24.000 euros para aquellos que sean sorprendidos comprando bebidas alcohólicas para consumir en la calle o para los establecimientos que vendan alcohol fuera del horario establecido y las zonas autorizadas.

No obstante, y a sabiendas de las reticencias de muchos jóvenes a modificar sus hábitos, los ayuntamientos han anunciado que estos primeros fines de semana no se impondrán multas y la policía ejercerá sobre todo una labor disuasoria e informativa.

Las capitales andaluzas han empezado a buscar los espacios idóneos para poder soportar las concentraciones de jóvenes sin molestar al vecindario. En algunos casos se les ha desviado a sitios concretos, como en Málaga, donde se ha acotado al tráfico el paseo de los Curas --un espacio céntrico junto al puerto--.