Los 276 incendios que arrasaban ayer simultáneamente los bosques, impulsados por temperaturas que superaban los 38 grados, ponían nuevamente un nudo en la garganta a los italianos. Seis helicópteros, dos avionetas y más de 200 bomberos y voluntarios de Protección Civil apenas podían luchar contra las enormes chimeneas de humo que sumaban ayer un perímetro de al menos 1.800 hectáreas, en su mayoría localizadas en las regiones de Campania, Calabria, Puglia, Sicilia y Lazio.

"¿Es que no acabará", se preguntaba ansiosa una anciana de San Paolo dei Cavalieri, donde 60 hectáreas a 10 kilómetros de Roma quedaron calcinadas, en un día dominado por el miedo de que las llamas pudieran alcanzar la capital italiana. Protección Civil aseguró haber atendido más de 12.000 avisos de personas con ansiedad, el récord de los últimos tres días. Desde el inicio del verano 16 personas han perdido la vida como consecuencia del fuego, 5 de ellas en la última semana. Franco Frattini, vicepresidente de la Comisión Europea, analizó el fenómeno: "Se trata de terrorismo territorial que afecta a la economía de los países".