Los retrasos y las quejas de los usuarios siguieron ayer en la nueva terminal de Barajas, aunque algunas de las anomalías más graves empezaron a solventarse. El director de aeropuertos de AENA, Javier Marín, reconoció por vez primera por parte de la Administración el "gran número de problemas" registrados, pero se mostró convencido de que "en unos días" se alcanzará la normalidad.

El colapso de los autobuses que unen las viejas terminales con la nueva se solventó duplicando la flota. El atasco de los mostradores de facturación, en cambio, volvió a repetirse a primera hora de la mañana, causando largas colas y la pérdida de vuelos por parte del pasaje. La situación mejoró a lo largo del día y a primera hora de la tarde ya apenas había pasajeros esperando.

SIGUEN LOS RETRASOS Donde las cosas apenas cambiaron fue en el terreno de la puntualidad. Uno de cada tres vuelos de la Terminal 4 sufrió demoras superiores a 30 minutos, un cifra idéntica a la registrada el domingo. La lista de las causas sería interminable: los problemas afectaron a los pasajeros, a sus maletas, al traslado de las tripulaciones y hasta a la circulación de los aviones por las pistas.

Javier Marín los atribuyó a la falta de rodaje de la infraestructura y del personal. "Se han hecho ensayos, pero era imposible reproducir por completo el funcionamiento de una instalación de estas dimensiones", se justificó. A su juicio, que quedaran personas atrapadas en ascensores y pasarelas y que muchas maletas se hayan perdido por fallos en el moderno sistema de tratamiento automatizado era "inevitable". "El sistema necesita estabilizarse tanto técnica como humanamente", indicó.

Para el Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial, sin embargo, algunos inconvenientes se hubieran podido evitar si se hubiera facilitado más información a las tripulaciones sobre "las nuevas infraestructuras y los procedimientos operativos de la nueva terminal". Una queja generalizada entre los empleados de las compañías. Varias asociaciones de defensa de los consumidores, como la OCU y Facua, exigieron soluciones a la Administración y compensaciones justas a los pasajeros afectados.

En cambio, a unos seis kilómetros de la nueva T-4, el caos que allí reina se convierte en un oasis de paz donde la puntualidad alcanza por vez primera promedios europeos. Mientras en la nueva instalación donde operan Iberia, Bristish y Vueling, el 37% de los vuelos sufrieron demoras de más de 30 minutos, en las zonas de Spanair, Air Europa y Air France, entre otras, la cifra no llegó al 10%. "Ha sido una sorpresa esperada. Uno de los efectos positivos de la ampliación", señaló la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, que pidió disculpas por las anomalías.