Soplan aires difíciles. De ahí que uno de los colores imperantes sea el negro en las tendencias que está marcando esta semana la pasarela Gaudí de Barcelona. Y de ahí también que la mayoría de modistos hayan puesto la mirada en tiempos que se recuerdan mejores. En eso, los 70 se llevan la palma. Ailanto, por ejemplo, halló la inspiración en "las mujeres de Truffaut". A ellas las vistió con estampados geométricos y de flores. También les puso vestidos de volantes realizados con tejidos ligeros, pañuelos a lo capelina y trajes de noche con vuelo.

La aguja chic de Lydia Delgado picoteó en los primeros 70. Y, como Ailanto, hizo hueco a la minifalda (foto izquierda), a pesar de que la calle sigue mirándola por el rabillo del ojo.

Josep Font fue uno de los que arrancó más aplausos y --valga la paradoja-- reticencias. Font, inspirado en el Gran Gatsby, jugó a la ambigüedad. El diseñador eligió prendas masculinas como trajes chaqueta, abrigos de paño y batines acolchados, y las feminizó con bordados y canesúes.

A modo de telegrama: el próximo invierno se vestirá con líneas estrechas, cuellos románticos, bombachos, pantalones pescador, lencería, faldas mini o a la rodilla, gabardinas, chaquetas de cuero y piel vuelta.

LA PASARELA DEL ´NUNCA MAIS´

Los diseñadores de las las firmas Armand Basi y Konrad Muhr guardaron ayer la bomba para el paseíllo final. Como pasó en los Goya, la realidad subió a la pasarela. Muhr (en la foto inferior) sacó a Laura Ponte y a Martina Klein con una pancarta: Nunca máis . Por la tarde, Juste de Nin, jefe de Basi, remató su trabajo con pegatinas pacifistas. Y Klein (foto derecha) y Ponte, de nuevo reivindicativas. De Nin confesó que había improvisado la protesta. Después Muhr descifró su colección: "Es negro chapapote".