Francisco Luis Bobadilla Guzmán (Jerez de los Caballeros, 1944) recibió ayer en Badajoz, de manos de la delegada del Gobierno en Extremadura, Carmen Pereira, la Cruz de Alfonso X el Sabio que concede el Ministerio de Educación y Ciencia en reconocimiento a sus 42 años de ejercicio como maestro, en colegios de Barcarrota, Zahínos y Badajoz. Miembro de una familia muy numerosa, Paco Bobadilla se inclinó por la carrera de Magisterio en unos años en los que solo estudiaban quienes tenían suficientes medios económicos. El lo hizo "por libre" en su pueblo, Jerez de los Caballeros, e iba a Badajoz a examinarse, primero al instituto y después a la Normal , donde ahora está el Centro de Profesores y Recursos. Empezó a ejercer en Jerez, sin plaza fija. Se fue a Barcarrota y una vez aprobadas las oposiciones se trasladó a Zahínos, donde pretendía quedarse solo un año pero encontró a su futura mujer, que es zahinera, también maestra, se casaron y allí pasaron 30 años. En Badajoz estuvo 12 años en el colegio San José de Calasanz.

-- Echando la vista atrás ¿cómo recuerda sus comienzos?

-- En aquella época la mayoría de los maestros lo éramos por vocación, a pesar de que era la única carrera que se podía estudiar. Los comienzos fueron bonitos, en unas circunstancias en unas poblaciones que carecían de todo. En los años 60 no existía ni la red de alcantarillado ni la de agua potable, la luz solo por la noche y las escuelas muy deficientes. Pero eso lo superábamos con esa vocación tan grande y esas ganas de ir mejorando y elevando el nivel cultural y social de la población donde estábamos. Esos recuerdos, aunque difíciles en la economía, sin embargo eran muy gratos en cuanto a satisfacción personal. Tú te sentías bien porque veías que estabas haciendo una labor muy fructífera en la sociedad de aquella época.

--Entonces los maestros tenían mayor reconocimiento.

-- El reconocimiento social que teníamos en la población no se puede comparar al de ahora. Eramos el único referente cultural, junto al médico y el párroco. Y en algunos sitios solo el maestro. Los padres nos tenían gran respeto, porque sabían que estábamos educando a sus hijos en la verdad y en el bien.

-- ¿Porqué ha cambiado tanto la situación?

-- No sé. Nos viene de pronto una sociedad de libertades, con un mal entendimiento del concepto de la libertad y hay una cultura de menos esfuerzo que ha llevado a los muchachos a trabajar menos, a los padres a darles la razón, a la falta de colaboración con los maestros y a reducir ese reconocimiento social que antes se tenía. Hay un cierto distanciamiento, pero yo creo que se volverá a recuperar porque la sociedad tiene que tender a mejorar, no a retroceder.