Antonio Aramayona (Zaragoza, 1948) visita hoy Extremadura para hablar de lo que más le apasiona, la educación. "Dedicarme a la enseñanza ha sido una de mis fortunas". Profesor de Filosofía durante años en institutos de Madrid y Zaragoza, escritor, miembro de Europa Laica y articulista de 'El Periódico de Aragón', ofrece una conferencia a las 19.30 horas en la Biblioteca de Cáceres sobre las necesidades y dificultades de la escuela pública y laica, "la única que garantiza el derecho de cada niño a recibir una educación universal, gratis, libre, racional y crítica, en plena igualdad de condiciones y oportunidades".

--¿Por qué dice que la escuela pública está deteriorada?

--La educación pública parte de una desventaja porque en España la enseñanza ha estado dominada por la red privada, sobre todo de signo religioso. Desde hace siglos la privada tiene los mejores recursos y lugares, mientras la pública viene de la miseria. Hay que empezar a hablar de escuela privada y concertada en la medida en que la pública llegue a una igualdad de condiciones, mientras se está haciendo trampa.

--¿Qué debe cambiar para extender la escuela que defiende?

--Dos cosas. Por una lado, se tiene que aceptar como un axioma que en un colegio deben impartirse saberes y no creencias, y por otro, hay que hablar de libertad de conciencia antes de libertad religiosa. El Estado tiene que garantizar la plena libertad e igualdad de condiciones y oportunidades y esto solo se puede hacer en una escuela pública y laica. Esto está en contradicción con que la Iglesia reciba 10.000 millones al año para su sostenimiento, de los cuales un buen tanto va para colegios concertados y hasta 600 millones para los docentes de Religión. No se quiere quemar ningún crucifijo, sino que estén en los lugares adecuados y no son sitios públicos. Es una anacronismo y es anticonstitucional.

--¿Qué impide modificar esto?

--El Concordato de 1973 y los acuerdos del 79 jamás abolidos que declaran la obligación de impartir Religión por gente designada por el obispo. Se agarran a que es un tratado internacional. Pero el mayor problema es que hasta ahora nadie ha osado poner en cuestión estos acuerdos. Si alguna vez no existieran será por voluntad política, pero no la hay porque los partidos pierden más votos que ganan. En la medida que haya personas más formadas, cultas y libres verán que una propuesta laicista, como existe en Europa, favorece absolutamente a todos.

--¿La crisis juega en contra de la escuela pública?

--El gobierno se está limitando a reducir el déficit y ser austero en los gastos del Estado, como la educación. Ocurre a nivel mundial y es una estafa porque nadie se preocupa por el fraude fiscal, los paraísos o los miles de millones para rescatar la banca privada. Así, los recortes en la educación son una gran estafa mundial porque, sino se pone remedio, caminamos a un modelo social y educativo que se va a parecer cada vez más al de EEUU: grandes y buenas escuelas y universidades para quien pueda pagarlas y el resto, a buscarse la vida y regresar a situaciones del pasado.

--¿Es la confesionalidad un gran problema para la enseñanza?

--No es el principal problema, pero quita horas de docencia y traiciona ese axioma de que en la escuela se imparten saberes y no creencias. El mayor problema de la educación es esa esquizofrenia social entre la red pública y privada. La ayuda política a la privada, por acción u omisión, mientras la pública tiene menos medios para ofrecer una educación de calidad.

--Políticos extremeños ligan escuela concertada y pública.

--La escuela concertada no es pública desde el momento en que no funcionan igual. Dicen que imparten todo, incluso Educación para la Ciudadanía, pero con su ideario, que tendrán consejo escolar, pero la dirección y contratación de personal está al margen de las normas que rigen la pública.

--Sin embargo los centros concertados y privados tienen más de 22.000 alumnos en la región.

--Si tienen más demanda no es por un convencimiento de que el laicismo es malo, sino por una metamorfosis de la privada-concertada que ofrece a los padres garantías de que en sus centros nos habrá "gentuza", ni inmigrantes, ni gente violenta. Ahí empieza la propaganda de que en la escuela pública hay violencia y no es así.

--Lo dice por experiencia porque en su último libro habla del día a día en un centro escolar.

--Se habla de fracaso y falta de disciplina pero no se plantea lo que ocurre cada día en un aula. La respuesta la tenemos los que hemos pasado por ahí. Muchas veces se obliga a los alumnos a empollar lo incomprensible, a aburrirse porque el objetivo es aprobar y tener títulos, pero tiene que despertarse interés. En una escuela hacen faltan más sonrisas y menos lágrimas y sobre todo que no haya bostezos, porque esos son el verdadero fracaso escolar.