El diestro extremeño Antonio Ferrera no tuvo toros, ni gran eco en sus intervenciones en la corrida de la Feria de San Isidro de ayer, en donde también torearon Enrique Ponce y Javier Valverde

Ferrera dio buenos lances en el saludo a su primero, pero no destacó en su fuerte, en banderillas. El toro, flojo, no humilló en la muleta. La faena, por no poder bajarle la mano, resultó poca cosa.

En el quinto, pasó prácticamente desapercibido, segundo tercio incluido. Esfuerzo inútil con un animal blando y vacío.

La única comparecencia de Ponce en la feria, habiendo sido uno de los triunfadores del año pasado, levantó mucha expectación y cayó en decepción por el casi nulo juego de los toros.

Por mucho que se esforzó Ponce en los dos de su lote, fue imposible. En su primero hizo concebir esperanzas, que, sin embargo, se vinieron pronto abajo. En el cuarto, Ponce lo mimó con extrema suavidad en un trasteo largo e insulso. El confirmante Javier Valverde solo pudo estar voluntarioso con el insulso y blando toro de la ceremonia. El único toro válido de la tarde, el sexto, no encontró la faena apropiada.