Cuando Miguel Ruiz se baja del tractor, se sube al escenario. Forma parte de un grupo de artistas que, aunque no profesionales, llevan el teatro en la sangre y dan cuenta de su valía en las representaciones que hacen por diversos puntos de la provincia de Badajoz desde hace ya casi diez años. Se trata del grupo Carmesí, de Guareña, que dirigido por Eva Romero, reune a dieciséis personas de entre 35 y 60 años, la mayoría mujeres amas de casa o agricultores, como es el caso de Miguel. Con 59 años, es el veterano del grupo, no solo por la edad, sino por su apego al arte dramático, ya que desde sus tiempos de colegio se ha metido en multitud de papeles.

Han pasado muchos años, recuerda, desde que representó junto a otros compañeros la obra La influencia del santo varón , en la plaza de España de Guareña; hasta El labrador de más aire , de Miguel Hernández, que encarna desde hace algunos meses allá por donde les llaman. Explica entusiasmado como "la obra pone la piel de gallina, no solo por su contenido, que acaba en tragedia, sino porque es en verso; es un sueño, una maravilla".

Antes de ponerse en la piel de ese labrador despiadado de los años veinte, hizo de gobernador civil de Sevilla en la representación de la vida de Luis Chamizo, el insigne escritor de esta localidad, dirigida por Isidro Leyva.

Tanto él como el resto de sus compañeros no persiguen con esta afición sacar tajada; al revés, "muchas veces nos cuesta dinero hacer las representaciones por los diferentes municipios", pero lo hacen con agrado, "por amor al teatro".

Ahora tienen un proyecto para representar una tragedia griega de Sófocles, pero mientras tanto seguirán llevando su arte por donde les reclamen. El pasado verano realizaron un festival con distintas obras en Guareña y la próxima parada, en unos días, en Jerez de los Caballeros.