Más que como tenistas, Anna Kurnikova y Arantxa Sánchez Vicario se pasearon el fin de semana por León como estrellas de rock. La española, "más relajada y feliz que nunca" desde que dio el retiro a su raqueta, disputó ayer un partido de exhibición con la rusa. Y el encuentro sirvió para demostrar dos cosas. Una, que Kurnikova no gana un partido ni frente a una jubilada . Y dos, que los mejores fans de la rusa no están en León. La pareja esperaba un baño de multitudes, pero el público le dio un revés. De las 11.000 localidades del recinto León Arena, casi 6.000 quedaron vacantes. En rueda de prensa, la rusa afirmó: "Tengo una disfunción crónica en la zona lumbar que se corrige jugando poco".