Debe presentarse el día 19 de marzo a las 9.30 horas en el Foan STOP Debidamente uniformado STOP". Este telegrama de citación, procedente de la base naval de Rota informaba al cabo transexual José Antonio Gordo Pantoja de que los médicos ya habían decidido que su condición es compatible con su trabajo en las Fuerzas Armadas. Este marino de 31 años hace tiempo que se convirtió en María del Mar, aunque sólo ahora es una mujer a los ojos de los militares.

"Otra vez volvieron los temores, quizá podía tratarse de un paso atrás, y no pude dejar de llorar durante los dos días previos", decía ayer una María del Mar exultante. Al llegar a la base, sus superiores le avisaron: "María del Mar, es mucho más de lo que te imaginas, vas a hacer historia". La homofobia para ella nunca ha sido un problema.

"Los militares --dice-- también son personas y la mayoría me han aceptado con normalidad". El informe médico y psicológico la capacitan para continuar en la Flotilla, pese a considerar su transexualidad --literalmente-- como una "patología".

"Yo no me siento enferma, no tengo viruela ni nada parecido, soy una mujer en todos los sentidos". María del Mar lleva casi un año preparándose para la operación de cambio de sexo, a cargo de la sanidad pública andaluza. Pero para ello debe tomar durante un largo periodo previo grandes dosis de hormonas femeninas. "Soy adicta a esas cosas", bromea, "me han ayudado a que mi cuerpo y mi mente estén en la misma sintonía". Y la han ayudado también a aumentar el tamaño de sus senos, a contornear su figura y a afinar su voz.

SEGURA Y FELIZ Desde su casa de Puerto Real (Cádiz), en el humilde barrio de Río San Pedro, infunde seguridad a la hora de explicar qué ocurre con su sexo. Toma el expediente médico y psicológico de los médicos militares, que guarda como un relicario al que ella llama "chuletero", y lo analiza con sorna. "Aquí dice que tengo hipotrofia testicular bilateral, vamos, que mis testículos son pequeños, y lo mismo con mi pene, y se refiere también a una ginecomastia que no es otra cosa que el hecho de tener desarrollados los senos", alecciona.

María del Mar echa la vista atrás, asegura que siempre se sintió mujer y recuerda un momento que se convirtió en decisivo. Fue en su última instrucción en la fragata Canarias, en el 2002. "Sufrí un cambio hormonal y mis senos se desarrollaron. Fue como el día en que te viene la menstruación, fui feliz".