En enero de 1588, 200 soldados cacereños embarcaban en Alcántara para, navegando por el Tajo hasta Lisboa, sumarse a las tropas de la Armada Invencible. Tres años antes, los procuradores, reunidos en Madrid, habían decidido impulsar un proyecto para hacer navegable el río Tajo hasta Toledo. Para ello, solicitaron ayuda económica a las villas de Cáceres y Trujillo, que colaboraron en un proyecto que nunca se pudo hacer realidad.

El Tajo ha sido para los cacereños un oscuro objeto de deseo desde antiguo. Por un lado se soñaba con hacerlo navegable. Por otro, era un obstáculo para viajar a Salamanca, hasta el punto de que hasta 1927 era necesario cruzarlo en barca. Ese año se reparó por fin el puente de Alconétar, derruido en el siglo XIII.

Cuando el 7 de julio de 1970 Franco inauguraba la presa de Alcántara, los sueños de navegabilidad retornaban a Cáceres. Se ponía de moda en esos años el eslogan de que Cáceres era la provincia de España con más kilómetros de costa y empezaban a fraguar dos proyectos náuticos en la cola del embalse alcantareño: uno era el restaurante y centro náutico La Península, situado en la desembocadura del Almonte.

SUEÑO MARINO Se trataba de la iniciativa de un empresario de Garrovillas y ofertaba canoas, patinetes de pedales y barcos de paseo, pero el negocio no funcionó y La Península se hundió hace ya 20 años. En esa época nació el club náutico Tajomar, el único sueño marino que sigue en pie de aquellos años. Ahora, la llegada del maná en forma de autovía ha reavivado los proyectos del Tajo.

El alcalde de Santiago de Alcántara lidera un intento de implantar un servicio de barcas turísticas que unan las orillas portuguesa y extremeña en la zona de Cedillo. El alcalde de Ceclavín pretende dedicar las márgenes del Alagón a actividades de ocio. Con ese fin, ya ha realizado los sondeos para recuperar el antiguo balneario de la Fuente del Huevo, con magníficos resultados. Igualmente, pretende preparar un paseo fluvial con embarcadero a la altura del puente.

En el Duero también se está desarrollando un interesante proyecto de recuperación turística entre la desembocadura y Barca d´Alva, en la frontera española. En 2002, navegaron en los cruceros 135.000 personas. El pasado año la cifra rondó las 150.000. Incluso la empresa francesa Croissiére Europe opera en el Duero portugués desde el año 2001.

En el Tajo hubo hace cuatro años un intento de hacer cruceros turísticos. Un empresario trajo dos barcos de pasajeros de Galicia y comenzó a realizar viajes en los que por 700 pesetas se mostraba el castillo de Floripes, la casita de la isla y se pasaba bajo el puente del Almonte. Pero el negocio no funcionó y los dos barcos son hoy esqueletos submarinos.

La única realidad náutica del Tajo es el club Tajomar. Emilio del Amo es uno de los navegantes más veteranos del club. Empezó a recorrer el embalse en 1975 y ahí sigue con su crucero de vela. Los fines de semana, monta con otros socios una pequeña escuadra y navegan hacia Acehúche, Alcántara y Ceclavín. Entre el 1 de agosto y el 31 de diciembre, pueden subir por el Alagón hasta los Canchos de Ramiro, aunque Emilio ha llegado a 300 metros de Coria.

Otras rutas navegables son Tajo arriba hasta el puente de Serradilla o Almonte arriba hasta los riberos de Monroy. Emilio no ve clara la viabilidad de los cruceros en el Tajo. "Ni hay suficientes habitantes ni acompaña el tiempo por el calor del verano extremeño", opina.

Sin embargo, un proyecto de urbanización con chalés, hotel, residencia geriátrica y pantalanes náuticos empieza a tomar forma en las inmediaciones del club náutico Tajomar. Un grupo empresarial liderado por un industrial salmantino del ramo de la ferretería acaba de comprar la finca La Carrascosa, donde se encuentra Tajomar. Son 40 hectáreas que se van a convertir en zona verde.

El proyecto, que parece heredero de otro fallido cuya maqueta se exponía en la avenida de España cacereña hace 27 años, se orienta a compradores de fuera, incluso europeos y americanos, interesados en la pesca del black-blacks. Pescadores que se mueven desde Canadá hasta España buscando esta modalidad deportiva cuyo campeonato de España se celebrará en Tajomar el próximo mes de octubre. Emilio del Amo ve este proyecto con más optimismo. "Con las nuevas autovías de Navalmoral y de la Plata, estará a un paso de todo y puede ser atractivo porque los embalses de los alrededores de Madrid están saturados de urbanizaciones".