Si las nuevas tecnologías se consideran las profesiones de futuro, las mujeres no van a pintar mucho. Al menos si se hace caso de la escasa presencia femenina en carreras y estudios tecnológicos como las matemáticas, las ciencias, las ingenierías y la informática que ponen de manifiesto diversos estudios, desde la Unesco al Banco Mundial, que destacan el alto coste que va a tener para el mundo esta falta. En concreto se estima que solo el 18% de trabajadores tecnológicos son mujeres.

Varias iniciativas de ámbitos públicos y académicos como desde colectivos y empresas privadas están intentando animar a que las niñas perseveren en sus vocaciones y cursen carreras técnicas. Hasta el Mobile World Congress.

El momento clave del abandono es la adolescencia, cuando se consolidan los roles sociales. Un reciente estudio europeo de Microsoft mostraba que el interés por la tecnología entre niños y niñas se mantenía hasta los 11 años y caía en picado a partir de los 15 años, pese a que solo el 15% afirmaba que «no tenían la misma capacidad que los chicos». Y consideraba esencial tanto el papel de los profesores como las referentes femeninas.

«El imaginario de las carreras técnicas no se ha renovado como se ha hecho con otras carreras como la medicina o el derecho. Y en cambio sí se ha hecho en la vida real. Ahora los informáticos ya no están en el sótano, en la oscuridad delante del ordenador, sino que se les trata muy bien porque hay pocos y deciden mucho», señala Xavier Núñez, director de la escuela de informática Epitech. A su juicio, los padres también también tienen parte de culpa porque «siguen teniendo un estereotipo muy clásico y orientan a las hijas a otro tipo de carreras», explica. Y refiere el caso de una posible alumna que optó por hacer Turismo presionada por la familia cuando lo que le gustaba era programar. «Ahora se da cuenta que ni tendrá salida, ni le gusta ni se coloca».

Un estudio liderado por Milagros Sainz también situaba en la pubertad el momento de desestimiento del interés por la tecnología y lo atribuía también al «sexismo académico» en colegios y universidades. A la hora de matricularse, tan solo el 9,15% de las universitarias optó el curso pasado por una carrera técnica frente al 34% de los varones.

Claro que el entorno tampoco acompaña: en la misma universidad hay 19 mujeres catedráticas por 201 varones. La situación es tal que numerosos centros educativos llevan tiempo impulsando programas para fomentar el interés de las chicas. Ahora, una campaña de visibilización de profesoras, investigadoras y profesionales con el objetivo de atraer a las mujeres a los estudios considerados técnicos.

Las compañías tecnológicas también se han puesto las pilas para intentar involucrar a las mujeres. En Facebook, Twitter, Google, IBM, Atos, Sony Interactive (Playstation) y Microsoft, las directoras generales son mujeres. Oracle tiene el programa Oracle4Girls para las escolares, Cisco y HP hacen talleres especiales de programación para niñas, Google ha estrenado Digitalizadas, para romper la brecha digital entre las mujeres rurales, y la asociación de emprendedores Barcelona TechCity lanza BCN4Women, que quiere convertir a Barcelona en referente internacional con un programa que fomente la igualdad de oportunidades en las contrataciones en informática. Y Spark Girls, Girls4Tech o Women in Mobile son iniciativas privadas catalanas para animar a las mujeres a acercarse a la tecnología. Todo va encaminado a lo que el secretario de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital, José María Lassalle, calificaba de «exceso de testosterona digital», porque recordaba que no puede ser que «las mujeres solo ocupen un 7% del empleo en el sector de la ciberseguridad y, en cambio, acaparen más del 80 % en los casos de ciberacoso».