Elena, de 47 años, sirvió su última cerveza poco después de las siete de la tarde del viernes. Bajó la persiana y se encerró en el interior del restaurante La Solana Gallega, para recoger y acabar de limpiar. Poco después de las once de la noche, su novio y Amed, el dueño del restaurante, descubrieron su cadáver. El asesinó utilizó un cuchillo que clavó repetidas veces en el tórax, la cara y el cuello de la víctima. El crimen ha consternado a sus vecinos de la Sagrada Familia, donde trabajaba, vivía y había crecido esta barcelonesa, divorciada y madre de una niña de 14 años. Muchas personas en el barrio sabían que Elena llevaba casi 10 años divorciada de un hombre que protagonizó episodios de violencia doméstica. Que ella le denunció y que un juez dictó una orden de alejamiento.