Todos los policías disponen ya de la fotografía de Juan Alberto Gabarri Diaz, el hombre de 37 años que el martes pasado presuntamente mató de cinco disparos a un marroquí en Tortosa, tras una absurda discusión de tráfico. La colaboración ciudadana permitió identificar al asesino horas después del crimen.

El sospechoso, un gitano vecino del barrio tortosino de Remolins, pertenece, según los investigadores, a un poderoso clan dedicado al tráfico de estupefacientes. Sin embargo, nunca ha estado detenido. Desde el martes no ha vuelto a su casa. Pero no ha huido solo. Gabarri se ha fugado con toda su familia.

AUSENCIA DE ANTECEDENTES La ausencia de antecedentes policiales ha forzado a los investigadores a trabajar con la fotografía del DNI. Su orden de búsqueda y captura por un homicidio doloso consta desde el miércoles en la Base de Señalamientos Nacionales. Así, cualquier policía que identifique rutinariamente al sospechoso, en cualquier rincón de España, si introduce sus datos en el ordenador, descubrirá que lo buscan.

El miércoles se desplazaron hasta Tortosa un inspector y varios agentes del Grupo de Homicidios de la policía de Barcelona para colaborar con la comisaría local en la investigación del homicidio. Sin embargo, quedan pocos detalles por esclarecer. El martes por la tarde, Salam E., de 36 años, discutió con el conductor de una furgoneta Renault Espace. Muchas personas presenciaron la escena. Algunos testigos llegaron a memorizar la matrícula del vehículo mientras su conductor disparaba a bocajarro, sin bajarse del coche, cinco balas contra Salam.

La policía no confirmó ayer si el vehículo estaba a nombre del sospechoso. Pero los diferentes testigos interrogados por los investigadores no dudaron ni un momento en reconocer, en la foto del DNI de Gabarri, la cara del asesino del marroquí.

Los inspectores de Tortosa conocen bien a Gabarri. Nunca lo han detenido antes, pero sospechan que participa, junto con otros miembros de su familia, en el tráfico de drogas. Su casa de Remolins está vigilada las 24 horas del día. Aunque tampoco volverá. Tiene familia en numerosas ciudades, aunque los vínculos más fuertes los tiene en Vallderrobles (Teruel).

"No tardará en caer. Son demasiados para esconderse", indicó confiado un investigador. A partir de hoy, buzos especialistas del Cuerpo Nacional de Policía se sumergirán en las aguas del Ebro para tratar de localizar el arma homicida. Varios testigos aseguraron a la policía haber visto al hombre arrojarla el martes, en un punto concreto del río.