La mafia rusa designa a sus grandes capos o ladrones de ley en ceremonias calificadas como coronaciones. Cuando Zakhar Knyazevich Kalashov alcanzó esa posición, fue coronado como Shakro el Joven. Sin embargo, el hecho de que apenas hubieran fotografías suyas hizo que fuera más conocido como el invisible.

Nacido en una familia kurda en Georgia, Kalashov inició su carrera criminal cuando, en los años 90, se fue a Moscú, donde se colocó de número tres de la red georgiana de venta de coches robados, tráfico de drogas y casinos. Su ascenso a la cúpula de ladrones de ley lo consiguió especializándose en los asesinatos por encargo.

Acosado por la policía rusa, que le busca por crímenes cometidos durante los 90, Kalashov abandonó Rusia y se convirtió en un empresario con intereses en Austria, España y EEUU, y empresas en paraísos fiscales.

La policía rusa cree que acabó siendo "el máximo responsable de la mafia en la Costa del Sol".

Kalashov, que vivía entre Málaga y alicante, visitaba mucho Barcelona. Fue en una mansión de la avenida Pearson de Pedralbes donde Kalashov instaló a su mujer y a su hija mientras él se lanzaba a una huída sin pausa por Europa y Oriente intentando borrar su rastro.