Vivir el máximo de años posible y conservar un aspecto atractivo, nada envejecido, se ha convertido en una de las ofertas médicas con más demanda, y también una de las más caras. Más de 5.000 españoles de 35 a 70 años, con predominio masculino, iniciaron un tratamiento antienvejecimiento el año pasado en alguno de los 50 centros privados que los ofrecen. La especialidad se nutre de todos los factores que promueven la salud, desde la dieta hasta la actitud que induce bienestar, y los ofrece dosis para cada cliente.

La medicina antienvejecimiento, que nació en EEUU en los años 80, se apoya en una exhaustiva obtención de información sobre el estado fisiológico y mental del cliente, a la que siguen todas las pautas que deberá corregir, reorientar o incorporar para que su biología no cumpla más años de los inevitables.

CONTROL DEL ESTRES Nutrición --el tipo de dieta define el 75% de los factores que mantienen joven--, control del estrés, administración de vitaminas, hormonas y oligoelementos, ejercicio físico y retoques estéticos son sus campos de actuación. A ellos se suman ahora hallazgos genéticos que describen al cliente su predisposición cromosómica a sufrir obesidad, infartos o enfermedades que tal vez no aparecerán si se evitan sus factores de riesgo. "La investigación antienvejecimiento es tan infinita como el origen de la vida", dicen sus seguidores.

"Más que años, se persigue garantizar buena salud y bienestar, ya que eso conduce a la longevidad --afirma el cardiólogo Xavier Güell, del instituto antiedad De Benito, en el Centro Médico Teknon--. Lo único que se ha demostrado que de verdad alarga la vida es comer mucho menos de lo que marca el apetito".

"Una restricción dietética muy intensa, de hasta el 30% de lo habitual, puede multiplicar los años de vida que te quedan", coincide Josep Maria Serra Renom, cirujano e introductor del concepto de antienvejecimiento en España. Para compensar lo que se deja de comer, aconsejan las vitaminas y oligoelementos que favorecen la respiración celular, reducen su consumo de oxígeno y reducen la liberación de tóxicos en la sangre.

"El terror a hacerse viejo es un factor de angustia que, por sí solo, ya dispara las sustancias tóxicas del oxígeno que bombardean las células y atacan al sistema inmunológico", añade Serra Renom. "Las personas siempre ansiosas y angustiadas viven menos. Hay estudios que demuestran que los monjes budistas del Himalaya que meditan a diario tienen una respiración celular intacta, la antítesis de lo constatado al analizar a ejecutivos con mucho estrés".