Estar moreno a perpetuidad, incluso en invierno, se ha convertido para muchos en una obsesión que va en aumento. Son personas que sufren tanorexia, un síndrome de adicción al sol y a los rayos uva, que buscan un perenne bronceado y que nunca se dan por satisfechos, explica el investigador Josep González Castro, de la Clínica Dexeus.

Igual que un asiduo al gimnasio con vigorexia no cree que su cuerpo haya alcanzado el grado de musculación adecuado, o aquellos con anorexia que se creen gordos a pesar de que el espejo les refleja delgados en extremo, el adicto al moreno (adictas sobre todo) tiene una imagen totalmente distorsionada de sí, apunta González Castro, jefe del Servicio de Dermatología Universitario Dexeus.

Aunque cada vez hay más conocimiento de los riesgos de tomar el sol sin protección y en las horas centrales del día (de las 12.00 a las 17.00 horas), la moda del bronceado está demasiado arraigada en la sociedad occidental y llega a provocar estas patologías.

DAÑOS EN LA PIEL

"Muchos siguen asociando el verano a volver muy moreno, pero otros van más allá, quieren estar bronceados siempre y eso lo acaba pagando la piel", remarca este experto.

La extensión de este síndrome ha hecho que la Clínica Dexeus de Barcelona ponga en marcha un protocolo desde el área de dermatología en colaboración con las de psiquiatría y psicología, para tratar a personas con este hábito compulsivo.

"Son pacientes con una alteración de la percepción en la apreciación de su piel, necesitan más color y eso les lleva a tumbarse el sol o bajo los rayos uva", afirma el dermatólogo que apunta que en España, y a pesar de la gran afición que hay a tomar el sol, no esté protocolorizado cómo atender esta nueva adicción.

ANÁLISIS DEL GRADO DE DEPENDENCIA

González Castro indica que una vez detectado en estos casos, el psicólogo ha de hacer una valoración para analizar el grado de dependencia, y ver si llega a ser patológico.

"Es algo que todavía no está establecido en las consultas de los dermatólogos, pero se tiene que estandarizar y valorar", afirma el médico, para quien los problemas derivados de exponerse al sol ya no solo suponen una cuestión estética sino también de salud.

Según un estudio de la Academia Española de Dermatología, en los últimos 20 años la cantidad de melanomas se ha multiplicado por diez, lo que no impide que un 31% de los españoles reconozca que sigue tomando el sol en la horas de máximo peligro, sobre todo en los meses de verano.

DEJAN DE PONERSE CREMA PROTECTORA

Además, seis de cada diez españoles siguen sin conocer cuál es su fototipo y no utilizan la protección adecuada, y muchos cuando están morenos, tras quince días en la playa, dejan de ponerse cremas pensando que ya no corren peligro de quemarse.

"La gente continúa sometiéndose muchas horas al sol al mediodía, pensando que el protector solar lo es todo. El protector es un gran avance, pero se utiliza para exponerse más, se abusa", advierte González Castro, que apunta que tanto las cifras del carcinoma como el melanoma han crecido.