Los actos vandálicos cometidos por jóvenes se multiplican en toda la geografía española. De los resultados de una encuesta del Instituto de la Juventud se extrapola que 300.000 jóvenes españoles han participado en el llamado vandalismo de fin de semana en el último año.

Son pocos los ayuntamientos que se salvan de dedicar un abultado presupuesto a la reposición y arreglo del mobiliario urbano y público, según publica esta semana la revista Interviú en un extenso reportaje dedicado al gamberrismo juvenil.

Algunos consistorios se han visto obligados a dictar ordenanzas que tipifican y penalizan este tipo de conductas "con sanciones que van desde las multas hasta los trabajos sociales", señalan.

Sólo en Sevilla, A Coruña, Granada y Valladolid, los destrozos ocasionan un gasto que supera los cinco millones de euros.

Sevilla es uno de los casos más sangrantes. Su ayuntamiento planea contratar bufetes de abogados para personarse como acusación.

En Barcelona, el consistorio ha admitido que una ola de incivismo recorre la ciudad. Los graves sucesos ocurridos en agosto en las fiestas del barrio de Gr cia han puesto sobre la mesa el debate de la convivencia ciudadana.