Es policía nacional de profesión y obispo , romano ... o lo que el cuerpo le pida ese año, por afición. Andrés Madrigal Malabé, preside la Asociación del Carnaval Romano de Mérida.

--¿Es policía porque siempre le han gustado los uniformes?

--Siempre ha sido una profesión que me ha atraído. Me presenté a las oposiciones, las aprobé y me hice policía. Así estoy desde el año 1977.

--¿Este Cuerpo da el cante?

--(Risas). Hombre, no da el cante, solemos ayudar a los ciudadanos en todo lo que podemos.

--¿El Carnaval cuenta verdades que en la vida diaria no se pueden narrar o se exagera?

--Pienso que el Carnaval es un periódico abierto de lo que ha pasado durante todo el año tanto en la ciudad como a nivel regional, en la que uno puede expresar libremente sus opiniones.

--¿Cómo se metió en este mundo de las comparsas?

--Siempre me ha gustado la fiesta, me va el rollo y empecé con unos amigos escuchando cintas de Cádiz. Cuando llegué a Mérida empezó el Carnaval en la ciudad. Una vez que me asenté aquí en 1985, porque yo vivía en Mérida unos años antes pero por mi trabajo en un cuerpo especial de la policía tenía que viajar mucho, fue cuando nos empezamos a disfrazar y creamos entonces en 1986 un grupo que se llamaba El Pozo.

--¿Ha conseguido implicar a más compañeros de profesión en esta popular fiesta?

--Sí, hay algunos más, no muchos, pero si a ocho o diez policías.

--¿Le gusta comer sardinas?

--(Risas). Me gusta celebrar el fin del Carnaval con el entierro de la sardina. Este año hemos preparado el entierro de la sardina con desayuno, comida, merienda y casi la cena.

--Pero, ¿la van a enterrar o se trata de comer y beber?

--Queremos atraer al público para que participe en el entierro o para verlo y degustar la comida.

--¿Volverá a disfrazarse de obispo? Lo digo por aquello de la polémica sobre Mahoma.

--Siempre voy de obispo en el entierro de la sardina, pero no buscamos ninguna polémica con la iglesia. Yo he estudiado en un colegio de curas y soy católico, apostólico y romano. Este año volveré a hacerlo, pero para mí no es ningún insulto a la iglesia.