La lentitud es el arma más potente del Ophelia , un huracán de categoría 1 que ha azotado la costa de Carolina del Norte y ha forzado evacuaciones forzosas en seis condados del estado y voluntarias en nueve. El ciclón, que ha estado una semana estancado sobre el Atlántico amenazando con impactar en la costa, se desvió en la noche hacia el este y provocó menos inundaciones de las temidas.

Sin embargo, sus vientos de hasta 136 kilómetros por hora y sus descargas de agua siguen amenazando una zona de más de 350 kilómetros de costa en Carolina del Norte y Virginia, donde viven 2,4 millones de personas y donde se ha declarado el estado de emergencia.

"La naturaleza lenta de esta tormenta puede incrementar su impacto", confirmó el gobernador de Carolina del Norte, Mike Easley, en referencia a la velocidad a la que avanza el huracán: poco más de ocho kilómetros por hora.

La zona que corre más riesgo en Carolina del Norte es la de Outer Banks, una cadena de islas de arena y penínsulas que ya en el 2003 quedó incomunicada durante días por los efectos del huracán Isabel.

80.000 PERSONAS SIN LUZ Esta vez los daños pueden ser aún peores. Ayer, más de 80.000 personas estaban sin luz, una cifra que en la noche del miércoles había llegado a 200.000. En Carolina del Norte, 1.700 personas se guarecieron en 51 refugios.

Los responsables locales y estatales aseguran que sus planes para hacer frente al huracán estaban diseñados desde hace tiempo, pero es innegable el efecto catalizador que ha tenido el Katrina en la reacción. El presidente de EEUU, George Bush, lanzó el miércoles una declaración de emergencia en 37 condados de los dos estados que dio luz verde a la agencia de gestión de emergencias (FEMA) y al Departamento de Seguridad Interior para coordinar los esfuerzos. FEMA tiene en la zona a 250 personas, mientras que el departamento ha presentado un detallado plan que incluye el despliegue de provisiones en puntos estratégicos. También la Guardia de Costas tiene preparados sus equipos de rescate.

No queda ni un detalle por cubrir; un escenario muy diferente al que se vivió en las costas del golfo de México ante la llegada del Katrina . Ahora, sin embargo, las autoridades allí se centran en la reconstrucción. El alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, presentó ayer un plan que a partir de mañana y hasta el lunes 26 permitirá el regreso a la ciudad de 182.000 habitantes. Este fin de semana se autorizará la entrada a empresarios en cuatro distritos. El lunes, el miércoles y el viernes se abrirán tres zonas a los residentes. El siguiente lunes quedará abierto para actividades residenciales y comerciales el Barrio Francés. "La ciudad empezará a respirar otra vez", manifestó Nagin.

Los pasos hacia la recuperación iban a ser el centro del discurso que ayer tenía previsto pronunciar Bush desde Jackson Square, en el corazón del emblemático barrio. Según avanzaron sus ayudantes, la intervención tenía como ejes la promesa de asistencia en temas de vivienda y un compromiso de reembolso a los estados que han acogido a evacuados.

BUSH En 30 minutos de discurso en directo por TV, Bush también iba a hablar de planes legislativos sobre formación profesional y beneficios fiscales para los negocios que se queden en la zona. Y además planeaba reconocer el papel que ha desempeñado en el desastre la pobreza, que en Nueva Orleans se ceba en los negros.