Filipinas no despierta de la pesadilla de los tifones. Al menos 168 personas murieron en las últimas 24 horas en una serie de aludes e inundaciones provocados por las fuertes lluvias en el norte de Filipinas, región asolada desde hace dos semanas por una tormenta tropical y un tifón, indicaron fuentes oficiales.

Más de 160 cuerpos fueron extraídos ayer de entre las toneladas de tierra que han sepultado pueblos enteros en el norte del país. Con estas muertes, el balance total en las dos últimas semanas de desastres naturales supera las 500. Solo en la pequeña aldea de La Trinidad, en la provincia de Benguet, a unos 210 kilómetros al norte de Manila, murieron 120 personas por los deslizamientos de tierras.

El responsable regional de seguridad civil aseguró que los daños eran enormes y que aún se están extrayendo cuerpos, así que es probable que el número de víctimas aumente con el paso de las horas. Otras 25 personas murieron enterradas en la turística localidad de Baguio.

La provincia de Pangasinan, de 2,5 millones de habitantes, se encuentra en un 60% inundada. Miles de ciudadanos esperan ayuda en los techos de sus viviendas.

A muchos lugares solo se puede llegar con embarcaciones a motor por la fuerza de la corriente del agua liberada del dique que se abrió para evitar que se rompiera.