A la segunda sí fue la vencida. El AVE Madrid-Lleida funcionó ayer como un reloj suizo en su nueva presentación a los medios de comunicación. Al contrario de lo que ocurrió el pasado mes de marzo, el tren cumplió con holgura los horarios anunciados. Sólo se registró una parada por una avería de dos minutos que no tuvo ninguna repercusión en la llegada. Pero los periodistas pudieron comprobar sobre el terreno que, de alta velocidad, nada.

La nueva línea se desplaza a una velocidad punta similar a la de un talgo rápido, y no llegará a la categoría de AVE --300 kilómetros por hora-- como mínimo hasta mediados del 2004, según adelantó ayer el ministro de Fomento, Francisco Alvarez-Cascos.

SIMILAR AL EUROMED

El tren es muy similar, tanto en servicios como en velocidad, a los Euromed o los Alaris, que en sus trayectos entre Valencia, Madrid y Barcelona alcanzan los 220 kilómetros por hora, un techo al que no llega en ningún momento el Lleida-Madrid. Este consigue, en cambio, viajar durante casi todo el trayecto a 200 por hora.

Esta regularidad le permite unir las ciudades de Madrid, Zaragoza y Lleida en tiempos muy competitivos, inferiores a los que se emplean con el vehículo privado: una hora y 45 minutos Zaragoza-Madrid y 2 horas y 40 minutos Lleida-Madrid. Los nuevos tiempos de Barcelona-Madrid con talgos Altaria no son, en cambio, competitivos: cuatro horas y media en el mejor de los casos. Y sin cobertura por el momento para los teléfonos móviles, herramienta básica de quienes viajan con asiduidad entre ambas capitales.

PUNTUALIDAD

La puntualidad experimentará también una mejora sustancial, a juzgar por lo visto ayer. Los trenes llegaron entre dos y cinco minutos antes de lo previsto en los dos trayectos de ida y vuelta que cubrieron los periodistas entre Madrid y Lleida y viceversa. Probablemente para compensar la parada por avería de dos minutos, el maquinista del trayecto de vuelta a Lleida apretó el acelerador y fue el que mejor tiempo realizó, con cinco minutos de adelanto. La avería ocurrió cerca de Guadalajara, por una caída de tensión en la catenaria debida a un fallo en la subestación de Medinaceli que alimenta la línea. "Son fallos habituales cuando arranca una línea y se deben a la sobrecarga que causa el paso del tren", apuntaron fuentes del GIF.