Un avión de la compañía Kenya Airways con 114 personas a bordo se estrelló en la madrugada del sábado en el suroeste de Camerún, bajo una tormenta, poco después de despegar del aeropuerto de Duala, donde había hecho escala en su trayecto entre la capital de Costa de Marfil, Abiyán, y Nairobi.

Los equipos de rescate, con aviones y helicópteros, seguían buscando al cierre de esta edición los restos del aparato, un Boeing 737, de la serie 800, en una zona de espesa selva, a unos 250 kilómetros al sur de Duala. Cerca de allí, en la aldea de Lolodorf, los lugareños dijeron que durante la noche habían oído "un ruido muy fuerte".

La mayoría de los pasajeros del avión eran africanos, así como los nueve miembros de la tripulación, todos de nacionalidad keniana. A bordo había también siete europeos, cinco de ellos británicos, y un estadounidense. Fuentes de Exteriores confirmaron que en el pasaje no figuraba ningún ciudadano español.

Según las primeras informaciones, el mal tiempo retrasó en una hora la salida del vuelo tras la escala.

EL AVION ERA NUEVO El director general de Kenya Airways, Titus Naikuni, declaró que el aparato accidentado tenía solo seis meses y que había pasado todas las revisiones pertinentes, al igual que los pilotos. El ministro de Transporte de Kenia, Chris Murungaru, dijo por su parte que era demasiado pronto para establecer la causa del siniestro.

Inmediatamente después de conocerse la noticia, los desolados familiares de los pasajeros empezaron a concentrarse en el aeropuerto de Nairobi, donde Kenya Airways dispuso un centro de información.