Ni cumplía con las normas de vuelo ni operaba en el sector asignado sólo con la finalidad de saludar a su madre desde el cielo. La temeraria imprudencia de un piloto militar de aviones, que ya había sido expedientado por el Ejército al protagonizar una situación similar hace siete años, acabó ayer con la vida de al menos una persona y con la suya propia al estrellar la nave contra una vivienda unifamiliar en pleno centro de Baeza (Jaén).

Todo apunta a que en el momento del siniestro una madre y su pequeño bebé, una niña de 8 meses, se encontraban en el interior de la casa. Los bomberos localizaron a última hora de la tarde entre los escombros restos humanos que, con toda probabilidad, corresponden a la mujer. Los servicios de rescate seguían afanándose a las diez de la noche en las labores de desescombro para dar con la niña.

Entre los vecinos del municipio era conocida la afición del militar a planear sobre el pueblo para saludar a su madre, que salía al balcón a recibirle. La amonestación que ya le habían impuesto no sirvió para hacer que desistiera de esta excesiva muestra de cariño familiar.

El aparatoso siniestro se produjo alrededor de la una de la tarde. Fue entonces cuando el avión militar, un C-101, se desplomó sobre la casa.