Deberán armar un puzle incompleto. La Comisión de Investigación de Incidentes y Accidentes dispone de un gran almacén en la población de Barajas en el que se reconstruirá el avión siniestrado a partir de las piezas que se hayan podido recuperar.

Hace días que la Guardia Civil custodia, es ese mismo hangar, los dos motores del aparato Sunbreeze que están siendo minuciosamente desmontados, tornillo a tornillo, para ser analizados. Cuando los investigadores lo indiquen, los agentes trasladarán el resto de piezas para ir colocándolas en el suelo como si se tratara de una maqueta plana de la aeronave.

Las reconstrucción del avión es un procedimiento habitual en el proceso de investigación de cualquier accidente aéreo. De momento, las piezas continuan en la ya denominada zona cero, los alrededores del arroyo de la Vega en el que se estrelló el MD-82 de Spanair. Hace siete días que un grupo de guardias civiles, junto a varios integrantes de la comisión de investigación, localizan piezas de la aeronave. Y no han terminado.

De momento no mueven ninguna pieza del lugar. Los trozos se identifican, fotografían, numeran y señalizan a la espera de que sean trasladados al hangar de Barajas.

ZONA PRECINTADO Toda esta zona está precintada y custodiada por guardias civiles que impiden el paso a aquellos que no estén vinculados con la investigación. La recogida de piezas puede durar semanas. Los últimos trozos de fuselajes se han localizado a un kilómetro del arroyo en el que la nave estalló tras arrastrarse 1.200 metros, fuera de pista y campo a través.

El traslado de las piezas dará inicio a la reconstrucción. El puzle será incompleto. A la destrucción propia de la explosión, al incendio y las altísimas temperaturas que se alcanzaron en la vaguada que protege el arroyo, con paredes de hasta cuatro metros, hay que sumar las roturas que realizaron los servicios de emergencias, básicamente bomberos, para rescatar a las víctimas.

SITUAR LAS PIEZAS EN EL SUELO La reconstrucción será simulada. Se trata, según fuentes de la investigación, de ir situando las piezas en el suelo en el punto en el que les correspondería en el avión. La visión de todos los trozos colocados en su sitio original ayuda a resolver incógnitas. Es un ejercicio laborioso, complicado, pero vital en cualquier investigación.

Sin ir más lejos, la reconstrucción del Boeing 747 que en 1988 estalló en pleno vuelo sobre la aldea escocesa de Lockerbie permitió descubrir que no se trató de un accidente sino de un atentado. En aquella ocasión murieron 270 personas: la totalidad de los pasajeros de la tripulación y 11 habitantes de la localidad.