La moda del GPS ha activado todas las alarmas entre las autoridades de tráfico y los expertos en seguridad vial. Informaciones facilitadas por los Mossos d´Esquadra han llevado al Servicio Catalán de Tráfico (SCT) a la conclusión de que debe regularse su uso porque "causan distracciones de alto riesgo" cuando no se utilizan bien, según el director del servicio, Josep Pérez Moya. El organismo competente para cambiar la normativa, la Dirección General de Tráfico (DGT), coincide en el diagnóstico, pero no va tan lejos en la receta. Por el momento ha advertido a los conductores de que no deben manipularse los navegadores con el vehículo en marcha. Solo si observan que esta conducta persiste se decidirán a prohibirla* expresamente.

El debate está servido. Y a la vista de todos. El aparatito fue el regalo estrella de Navidad. Desde que se vende integrado con las agendas electrónicas y los móviles, se han disparado las ventas, hasta tal punto que se calcula que ya hay en el mercado más de 1,5 millones de "pantallas de conducción guiada por satélite".

El boom ha contribuido a aumentar el riesgo. "Cada uno lo coloca como Dios le da a entender. Hace poco, le eché en cara a un taxista que lo tuviera instalado a la altura de los ojos. No entiendo cómo veía la calle", relataba ayer el senador José Miguel Camacho, que prepara una iniciativa para su regulación. La falta de una normativa facilita que se vendan aparatos que apenas se ven bien durante el día, porque la pantalla capta todos los reflejos o porque es demasiado pequeña. O con pistas sonoras en las que las instrucciones se escuchan con dificultad, lo que causa una de las conductas más peligrosas. "Al no entender bien las instrucciones, el conductor, desorientado, gira de golpe la cabeza hacia la pantallita y pierde de vista la calle y las señales de tráfico", se explica en un estudio de Mapfre.