El Ayuntamiento de Lleida se sumará a las acciones legales que emprendan las cuatro familias de la ciudad que el sábado pasado se quedaron sin casa, al derrumbarse parte del edificio de cinco plantas en que residían. El consistorio empezó a demoler ayer el resto del inmueble, situado en el centro histórico de la ciudad, después de que los técnicos municipales confirmaran que su estructura había resultado seriamente dañada.

Los habitantes del edificio, que resultaron ilesos, llevaban semanas denunciando la aparición de grietas en sus pisos. Las hendiduras surgieron tras el derribo, en abril pasado, del inmueble colindante y las lluvias de los últimos días acabaron de agravarlas. El dueño del solar había apuntalado el edificio ahora desplomado, pero todavía no había iniciado los trabajos para construir un nuevo inmueble, "pese a disponer de los permisos y a pesar, también, de que el ayuntamiento se lo había requerido reiteradamente", dijo ayer el alcalde, Angel Ros (PSC).

El edil insistió en que "todos los informes recomendaban reforzar los cimientos de la casa y revisar las vigas de sujeción, pero no se preveía un derrumbe como el ocurrido".