Lavapiés en Madrid. Ciutat Vella en Barcelona. Triana en Sevilla. Tres ejemplos, tres escenarios urbanos de ese drama silencioso que es el mobbing inmobiliario, un acoso que soportan sobre todo personas mayores con escasos recursos económicos y al que la Justicia y los Ayuntamientos empiezan a plantar cara.

Hasta Naciones Unidas ha puesto el grito en el cielo a través de Miloon Kothari, relator para asuntos de vivienda de la organización, quien tras un reciente viaje a España calificaba la situación de "muy grave". En los miles de casos de mobbing inmobiliario registrados en España en los últimos años, hay un escenario casi siempre común: los cascos antiguos de las ciudades. Allí proliferan edificios mal conservados, presa de especuladores, además de objetos de deseo para una élite económicamente pudiente.