El movimiento antiabortista pretende congregar hoy en Madrid a un millón largo de personas en la manifestación convocada para protestar contra la reforma de la ley del aborto.

Entre los que han confirmado su asistencia se encuentran José María Aznar, Esperanza Aguirre y Ana Mato, que pertenece al equipo de Mariano Rajoy pero que asistirá a "título personal".

Y es que el PP y la Iglesia han mostrado ante la marcha una actitud ambigua: ni la convocan ni se suman a ella, pero animan a los suyos a asistir.

Esto no significa que la protesta no tenga posibilidades de éxito. Aunque es difícil que congreguen a un millón de personas los antiabortistas tienen posibilidades de exhibir cierta fuerza puesto que la ley del aborto es posiblemente la más criticada de cuantas ha impulsado el Ejecutivo.

Otras normas, como la que reconocía el matrimonio de homosexuales, generaba apoyo o rechazo sin matices, pero la reforma de la ley de interrupción voluntaria del embarazo no solo ha radicalizado a los colectivos que defienden la familia, sino que despierta críticas también entre quienes defienden la necesidad de establecer un sistema de plazos similar al de otros países.

LAS FEMINISTAS Así, en términos generales, el movimiento feminista aplaude la iniciativa aunque un grupo denominado Mujeres ante el Congreso defiende que sea aún más permisiva. Solicita, entre otras cosas, que se amplíe el plazo de 14 semanas durante el cual no se pondrán condiciones a la interrupción del embarazo y que los médicos no puedan ir a la cárcel por practicar abortos fuera de lo permitido.

Este colectivo, así como los partidos de izquierda, apoyan que las chicas de 16 y 17 años puedan abortar sin contar con sus padres.

Se trata del aspecto más polémico de la reforma pero el Gobierno decidió mantenerlo pese a las críticas que ha generado incluso entre las filas socialistas con el argumento de que las jóvenes de esta edad puede someterse a otras intervenciones médicas, consentir relaciones sexuales y casarse.

El PSOE se ha mostrado dispuesto a buscar una solución en la tramitación parlamentaria de la ley, aunque ni ICV-IU ni ERC, socios naturales ante esta reforma, se lo han solicitado.

Por eso no es descartable que los socialistas busquen acallar críticas internas o lograr un apoyo más amplio con los votos de algunos diputados de PNV y Convergència.

LA DERECHA Con el PP no hay negociación posible, puesto que defiende el mantenimiento de la ley actual, algo que le reprocha tanto el Gobierno como el movimiento antiabortista.

Este colectivo se movilizó para solicitar que se limitara la ley en vigor con el fin de que el supuesto que permite el aborto en caso de riesgo para la salud psíquica de la madre no fuera un coladero. Pero ahora defiende que no se practiquen abortos bajo ninguna circunstancia.

De hecho, en la primera gran marcha contra la reforma, el pasado marzo, los manifestantes también la emprendieron contra el PP por mantener la normativa cuando gobernaba.