José María Aznar se desmarcó ayer de George Bush, cuya administración acepta ya a estas alturas la influencia del hombre en el calentamiento global, e incluso del primo científico de Mariano Rajoy. Calificó la teoría del cambio climático de "nueva religión" de formas totalitarias, sin base científica que la sustente, que atenta directamente contra la libertad de las personas y que, en plena crisis económica mundial, supone un despilfarro inasumible. El expresidente descargó la andanada en el discurso que pronunció como presentación del libro Planeta azul (no verde) , publicado en España por la Fundación FAES y escrito por otro gran cruzado del negacionismo del cambio climático, el expresidente checo Vaclav Klaus, que advierte de que lo que está en "peligro" no es el clima, "que está bien", sino la "libertad".

En el discurso, Aznar puso en duda el calentamiento, pero no se olvidó por ello de los habituales blancos de sus críticas, como los socialistas. Es más, llegó a poner como kilómetro cero de la actual crisis económica mundial la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a La Moncloa. "En estos tiempos de enfriamiento global de la economía internacional y de amenaza de una nueva glaciación en la economía nacional, en uno de esos ciclos econoclimáticos que se suceden cada vez que un gobierno socialista llega al poder en España, los abanderados del apocalipsis climático exigen dedicar cientos de miles de millones de euros, pero no a paliar el hambre o la pobreza; no a vacunar a la población del tercer mundo de enfermedades que allí resultan mortales; no a garantizar el acceso al agua potable o al alcantarillado en buena parte del mundo subdesarrollado".

TATARANIETOS La meta era censurar cualquier propósito de destinar fondos a la salud del planeta --"exigen que esos recursos se destinen a causas tan científicamente cuestionables en su viabilidad como ser capaces de mantener la temperatura de la Tierra dentro de un centenar de años y resolver un problema que quizá, o quizá no, tengan nuestros tataranietos"--, pero de paso recibió el actual Gobierno español. Aznar, en esencia, denunció que socialistas y ecologistas utilizan idénticas técnicas para imponer su ideología.