TTtú tenías 15 años, yo no había cumplido aún los 16... Cuando Dany Daniel cantaba esta cursilada, los niños cacereños nos enamorábamos de chicas con uniforme azul carmelita, gris corazón de jesús, marrón josefina. El uniforme era entonces un signo de distinción y de elitismo pedagógico. Después se fue democratizando, extendiéndose a muchos otros colegios, pero no acabó de dar el salto a la enseñanza estatal hasta que hace unas semanas, los alumnos de dos colegios públicos de Almendralejo han comenzado a asistir a clase vistiendo todos la misma ropa. Sus padres han descubierto que el uniforme es cómodo, es barato y combate con eficacia la tiranía de los caprichos y las marcas.

Sin embargo, los escolares detestan el uniforme porque combate uno de sus objetivos vitales: diferenciarse para identificarse. Hace 30 años, las internas del colegio menor cacereño Luisa de Carvajal se rebelaron y acabaron con el uniforme obligatorio, que parecía un atraso reaccionario, una cursilería de otros tiempos. Pero nada de eso, el uniforme es de izquierdas, como el blusón maoísta o el mono republicano. El uniforme escolar democratiza e iguala. Así que niños extremeños, temblad: vuestros padres han descubierto las ventajas progresistas del uniforme y se ha acabado eso de buscarse una identidad a través de la ropa. A partir de ahora tendréis que autoafirmaros con los piercings , el maquillaje, los tatoos , los piojinos , las rastas , los abalorios, la gena y el carmín. O sea, como las niñas de las carmelitas de nuestros sueños, pero a lo bestia.