La isla de Bali, en Indonesia, se prepara para la masiva erupción de un volcán que ya ha provocado la evacuación de 40.000 personas y cerrado el aeropuerto. La actividad en las entrañas del monte Agung se ha acelerado desde que el fin de semana empezara a expulsar ceniza blanca y gris hasta cubrir sus faldas. Los ríos con restos volcánicos resbalan por sus laderas y ha aumentado la frecuencia de las explosiones internas en las últimas horas.

Las autoridades elevaron en la mañana de ayer la alerta hasta el nivel 4 y máximo de la escala, tras comprobar que el volcán ha pasado de las erupciones de vapor a las magmáticas. La medida fue acompañada con la ampliación de la zona de exclusión desde los ocho a los diez kilómetros. El área comprende ya 22 pueblos y casi 100.000 habitantes. Unos 40.000 han sido evacuados ya, aseguró un portavoz oficial. El resto permanece porque se siente seguro o porque no quiere abandonar a su ganado. «Las autoridades peinarán la zona para convencerlos y, si es necesario, se los obligará a salir por la fuerza», añadió.

Unos 25.000 lugareños permanecen en refugios desde que las autoridades decretaran la alerta en septiembre tras sentirse los primeros temblores. La inactividad de varias semanas aconsejó levantar la alerta a finales de octubre. «Existen altas posibilidades de que ocurra una erupción más grande», alertó la Agencia de Atenuación de Desastres. «Columnas de humo van acompañadas de explosiones y el sonido de detonaciones débiles se pueden escuchar a 12 kilómetros de la cumbre», continúa el comunicado. Las televisiones locales han mostrado los flujos de lava fría o lahares en las faldas del monte Agung, de 3.400 metros, arrastrando en su caída enormes rocas y barro que pueden destrozar casas y carreteras. El peligro de los lahares se ha agravado al coincidir con la temporada de lluvias. La policía y el Ejército ayudan a la evacuación y reparten mascarillas para respirar.

El cierre del aeropuerto ha afectado a 445 vuelos y casi 60.000 pasajeros. Está previsto que reanude su actividad en la mañana de hoy pero las autoridades analizarán la situación cada seis horas.

Bali es uno de los principales centros turísticos del sureste asiático. Cinco millones de visitantes acuden cada año para disfrutar de sus playas de arena blanca y sus selváticos paisajes. El surf o el yoga son también actividades muy habituales en una zona donde una mayoría de los locales practica una versión del islam muy light y respetuosa.

El volcán está alejado de los núcleos turísticos pero el cierre del aeropuerto y las alertas internacionales han castigado al sector. La industria turística ha dejado de ingresar más de 1.200 millones de euros desde finales de septiembre, según datos oficiales.