TEtl verano pasado quise dormir en el hotel Balneario de Baños, pero no pude porque bajo su ventana se celebraba una verbena; quise leer en el balneario de El Trampal, pero no me concentré porque a cada poco sonaba una explosión para ahuyentar a los pájaros; quise cenar bajo la cúpula del jardín del balneario de Alange, pero por poco me indigesto con los cañonazos antiestorninos. Ir a un balneario no es sólo bañarse, sino también disfrutar del sosiego.

En Alange van a inaugurar un nuevo hotel y en Baños se anuncian muchas novedades para 2005: la apertura del primer resort termal de Extremadura en el hotel de cuatro estrellas El Salugral y la nueva gestión del balneario de Baños a cargo de una empresa valenciana. El caso de Baños de Montemayor es único en España: tiene 718 habitantes y 703 plazas turísticas. Esa equivalencia entre nativos y camas para visitantes sólo se repite en Benidorm. Los nuevos gestores pretenden triplicar el número de pernoctaciones, pero para ello deberían mejorar los cuartos de baño del hotel Balneario, revisar sus menúes, modernizar el espartano mobiliario de las 100 habitaciones y, eso sí, mantener la amabilidad extraordinaria de su personal y el encanto irrepetible de sus zonas comunes. No puede ser que en el estupendo y vecino hostal Eloy, la pensión completa para dos cueste 66 euros y en el hotel Balneario suba a 135 cuando los servicios que se dan no difieren demasiado. ¡Ah!, y no permitan la música techno ni las orquestinas hasta las tres en las propias instalaciones del hotel.