TEtn esto del tren, los extremeños somos muy señoritos: o vamos en Ave o no vamos. En septiembre de 1989, dos días después de anunciarse en este periódico que el Ave de Budapest a Lisboa pasaría por Badajoz, Renfe publicaba un anuncio informando de la puesta en marcha del tren Mercado de Elvas , que saldría todos los sábados de Cáceres a las siete y media de la mañana para regresar desde la villa portuguesa a eso de las diez de la noche. Bien es sabido que el Ave aún no ha llegado a Budapest ni a Lisboa y que aquel tren a Elvas circuló vacío unas semanas y desapareció. Y es una pena porque ir a los mercadillos portugueses en tren tiene su gracia.

A finales de los 90, me gustaba coger el semidirecto que cada miércoles unía España con el mercado de Valen§a do Minho. Allí me pelaba por 300 escudos, me ponía tibio de bacalao por otros 300 y a casa. Aún hoy es posible pelarse por tres euros en el viejo Elvas y rebuscando por las callejas, se encuentran casas de pasto donde por otros tres euros te sirven frango asado, arroz, patatas, vino y lechuga.

Los peluqueros portugueses tienen mucha labia y mucho arte y sus barberías conservan muebles decadentes. Aunque para pelarse con encanto no hace falta cruzar la frontera. En Badajoz, a un paso de Renfe, está la barbería de José Blanco, que tiene más de 100 años, una tertulia de muchos quilates y clientes tan señeros como el colega Fernando León. Si tuviera buena combinación ferroviaria, no me importaría ir allí a pelarme. A ver si con el Ave.

*Periodista