Desde hace siglos, mezclar humor y religión en una misma frase es un experimento arriesgado que suele acabar con el humorista humeando en una hoguera o con turbas de extremistas linchando al chistoso. El episodio de las viñetas de Mahoma confirmó esa tendencia. Para demostrar que la fe y el humor no son incompatibles, el Centro Unesco de Cataluña (Unescocat) organizó el jueves un recital de chistes de religión con religiosos de cinco de las mayores confesiones del planeta.

En el recital, celebrado en la sede de los Carmelitas Descalzos, un religioso judío, un sacerdote católico, un protestante, un maestro hindú y un místico musulmán se citaron para explicar chistes sobre sus confesiones.

El encuentro fue organizado por Francesc Torradeflot, responsable de Unescocat, que explicó que la idea surgió en una cafetería en un encuentro interreligioso. "Un judío, un musulmán y un cristiano se pusieron a contar chistes y todos nos partimos el pecho. Les propuse hacer esto en público", recuerda Torradeflot, que dijo que el objetivo es mostrar que las religiones "pueden reírse de sí mismas".

El teólogo Juan José Tamayo, que presentó el acto, destacó que este recital fue sin duda "el primer encuentro sobre religión y humor en el mundo" y lamentó que los gestores de las religiones "no tengan sentido del humor". Como profesión de fe, Tamayo empezó por reírse de su profesión: "Si el filósofo busca a un gato negro con ojos negros en una habitación a oscuras, un teólogo busca a un gato negro con ojos negros en una habitación a oscuras donde no hay gato".

El participante musulmán, Halil Bárcenas, director del Instituto de Estudios Sufís de Barcelona, reconoció que, cuando le propusieron participar, pensó: "Por fin me invitan a algo serio". El sacerdote católico Antoni Deulofeu explicó que "hasta la creación necesita humor ya que, en el paraíso, la mosca también molesta" y recordó la trascendencia del caganer.