La nueva ley antitabaco prohibirá totalmente fumar en los espacios públicos, pero permitirá a bares, restaurantes y otros locales de ocio seguir vendiendo cigarrillos, según fuentes del Ministerio de Sanidad. El departamento de Trinidad Jiménez intenta con esta concesión ceñirse a su objetivo de poner fin a los daños del tabaquismo pasivo y acabar con la discriminación del millón de trabajadores del sector del ocio (que deben soportar humo en su puesto de trabajo) y, al mismo tiempo, limar la confrontación con los dueños de los locales. Estos amenazan con batallar, ya que estiman que el veto les supone un grave perjuicio.

Las máquinas expendedoras ya copan el 60% de los puntos venta de tabaco y les dan a los hosteleros unos ingresos medios, a 5 céntimos por cajetilla, de 3.000 euros al año.