Enfados desproporcionados, insultos, puñetazos, escupitajos, navajas y hasta pistolas. El personal de numerosos centros de salud y hospitales sufre a menudo las iras de los pacientes y sus familiares, simplemente porque estiman que han tenido que esperar demasiado o porque el doctor les niega una receta.

Para hacer frente a las agresiones y en protesta por la falta de medidas de protección, el Sindicato de Enfermería (Satse) ha comenzado a distribuir entre las enfermeras de hospitales y centros de atención primaria más de 10.000 silbatos. Todos azules, con el anagrama del sindicato y una tarjeta que dice: "Protégete. Hazte oír".

"Los profesionales llevan el silbato colgado del uniforme y emiten un pitido como señal de alarma si hay peligro de agresión", explica el secretario general de Satse, José María Porras.

Las vejaciones, maltratos, intimidaciones, amenazas o agresiones son un continuo goteo en consultas de atención primaria, en atención sanitaria a domicilio y en los hospitales. Los agredidos, según la FADSP, se ven sometidos a un calvario cuando denuncian. No cuentan con ayuda letrada de la Administración, porque al tratarse de juicios de faltas no es imperativo. Deben recurrir a sindicatos u asociaciones.