El bebé ha sido desconectado de las máquinas que le mantenían con vida tan pronto ingresó en un hospital especializado en cuidados paliativos, como sentenció el juez Nicholas Francis. El magistrado, de la División de Familia del Tribunal Superior de Londres, aprobó un plan de cuidados por el que el niño debía ser trasladado del hospital infantil londinense Great Ormond Street, donde había sido tratado desde que fue diagnosticado, a un centro especializado en enfermos terminales, donde se le ha dejado morir "con dignidad".

El juez aseguró que el fallecimiento del pequeño con el traslado sería "inevitable" por su condición "en un corto periodo de tiempo" después de que se le retiraran las máquinas que le sustentaban, tal como habían recomendado los médicos de Great Ormond Street y como finalmente ha sucedido.

Querían despedirse de él

La decisión de los tribunales británicos supuso un duro golpe para sus progenitores, Connie Yates y Chris Gard, que habían pedido que se le mantuviera con vida artificialmente varios días más para poder despedirse del niño. La enfermedad del pequeño es un extraño desorden que inhabilita la capacidad del cuerpo de dar energía a los músculos, hasta que el cuerpo eventualmente sufre una falla respiratoria total.

Esta semana, los padres desistieron de su idea inicial, que motivó el inicio del juicio el pasado marzo, de trasladar a Charlie a Estados Unidos para recibir un tratamiento experimental, después de que los expertos demostraran que no hubiera mejorado su calidad de vida, y renunciaron también a su deseo de trasladar al niño a su hogar para cuidarle unos días antes de desconectarle.