El papa Benedicto XVI exigió ayer al fundador de los Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel, de 86 años, que renuncie "a todo ministerio público" de su actividad sacerdotal y que lleve una vida retirada. Maciel estaba siendo investigado por presuntos abusos sexuales cometidos contra seminaristas

Aunque el comunicado de la Santa Sede no especifica si ha concluido definitivamente que las denuncias son auténticas, el Papa "invita" a Maciel "a una vida retirada de oración y penitencia". Según dicho comunicado, el sacerdote no será sometido a un proceso canónico, dado lo avanzado de su edad. Esta orden constituye la primera decisión importante referida a denuncias por abusos sexuales tomada por el papa Benedicto XVI desde su nombramiento, el año pasado.

Los Legionarios hicieron público ayer mismo un comunicado en su página web en el que explican que Maciel ha aceptado el dictamen del Vaticano "con serenidad y con tranquilidad de conciencia, sabiendo que se trata de una nueva cruz que Dios ha permitido que sufra".

En enero del 2005, Maciel renunció a la dirección de la congregación que creó en 1941 y de la que había sido máximo responsable alegando razones de edad. Poco antes, el Tribunal Eclesiástico de la Santa Sede había reabierto la investigación por presuntos abusos sexuales.

PROCESO LEGAL En noviembre de 1997, nueve exmiembros de los Legionarios de Cristo enviaron una carta abierta a Juan Pablo II en la que acusaban a Maciel de haber abusado sexualmente de ellos durante su adolescencia, cuando estaban bajo su cargo en seminarios de España e Italia. Ese mismo año, dos de los firmantes, José Barba Martín, catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México, y Arturo Jurado, catedrático de la Escuela de Lenguas del Departamento de Defensa de EEUU, iniciaron un proceso legal contra Maciel, que se materializó el año siguiente ante el Tribunal de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

No es la primera vez que el Vaticano aparta a Maciel de su cargo por acusaciones de abuso sexual. Entre 1956 y 1958, la Santa Sede privó al fundador de los Legionarios de sus facultades como superior y este permaneció exiliado en España durante tres años. En esa ocasión, la investigación vaticana concluyó que todas aquellas acusaciones estaban basadas en calumnias.

La noticia ha provocado críticas por parte de algunos legionarios que presuntamente fueron víctimas de Maciel. El sacerdote mexicano Alberto Athié, que fue enviado a Chicago tras apoyar una investigación sobre las acusaciones de pederastia contra Maciel, juzgó la sentencia un error: "Se negoció el no hacer un juicio a cambio del retiro a una vida de oración y penitencia. Esto es gravísimo".

Entre los sectores liberales de la Iglesia, la noticia ha tenido muy buena acogida. El teólogo Miret Magdalena afirmó que el Papa está empezando a "poner orden en la Iglesia". Los Legionarios de Cristo son una de las congregaciones más influyentes. Gozaban de la simpatía de Juan Pablo II y están en 18 países.