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--Imagino que debe ser más difícil ser portavoz del Papa que dirigir Radio Vaticano.

--Cada oficio hay que aprenderlo. Soy director de Radio Vaticano desde hace 15 años y ahora sé bastante bien lo que tengo que hacer. Y solo hace dos meses que soy director del gabinete de prensa o, como ustedes dicen, portavoz del Papa.

--Poco tiempo, pero intenso.

--Cierto. Digamos que confío en aprender a realizar bien este nuevo trabajo para poder desarrollarlo con tranquilidad. Pero sé que me resultará más difícil.

--¿Que sea usted jesuita tiene alguna lectura especial?

--¿Lectura especial?

--Algún signo.

--Entiendo. No.

--Ningún signo.

--Ningún signo. Mire, no es casualidad que yo sea director de Radio Vaticano. Y no es casualidad porque existe una tradición, según la cual, la dirección de Radio Vaticano se confía a los jesuitas. Pero no existe ninguna tradición que obligue a que el portavoz del Papa sea jesuita. Si trabajo en las comunicaciones sociales del Vaticano es porque mis superiores de la Compañía de Jesús así lo vieron oportuno.

--Vayamos, si le parece, al discurso del Papa en Ratisbona. ¿Quién cree usted que sacó de contexto sus palabras?

--El problema real es que se trataba, se trata, de un discurso muy vasto y muy articulado. Viene a ser como un largo recorrido a través de muchos conceptos distintos unidos por un hilo conductor y un discurso lógico muy potente. En el mismo se dicen muchas cosas y no todas ellas son fácilmente comprensibles.

--Supongo que para usted el sentido global del discurso es muy claro.

--Sí. Y los pasajes en que se mencionaba al islam eran una ocasión, un punto de partida de un razonamiento, el ejemplo de un problema, pero no eran el objetivo principal del discurso.

--¿Demasiado difícil el discurso?

--Quizá sí. Pero, permítame insistir en lo que antes he dicho: los pasajes que mencionaban al islam eran una cita sobre la que el Papa reflexionaba, pero sin expresar su ideario personal.

--¿Quién o quiénes las sacaron de contexto?

--Supongo que personas que no pretenden en absoluto entender el discurso del otro y que no tienen una actitud de diálogo. Personas que quieren crear ocasiones de confrontación y conflicto. Pero es cierto que el discurso era demasiado largo, complejo y, para muchos, difícil de entender.

--¿Se debería pedir perdón solo por las equivocaciones y no por las malas interpretaciones?

--Estoy convencido de que el Papa ha adoptado una actitud muy correcta y muy humilde al expresar su pesar frente a este malentendido, frente a esta incomprensión de las verdaderas intenciones de su discurso. Y hay que pedir perdón y disculpas si ha habido una intención errónea o deseo de ofender a alguien. Pero si uno no ha tenido la intención de ofender a nadie, no tiene porqué pedir perdón.

--Quizá, pues, el Papa no tenía que haber pedido perdón.

--Si estamos hablando, si su pregunta se refiere a pedir perdón, yo pienso que el Papa no tenía que pedir perdón, puesto que nunca tuvo la más mínima intención de ofender a nadie. Y porque, si se entiende correctamente su discurso, según su sentido, no ha ofendido a nadie y, en consecuencia, no tiene que pedir perdón. La actuación del Papa, que me parece correcta, ha consistido en decir que le dolía que algunas personas se hayan sentido ofendidas por lo que él había dicho. Pero él no tenía que pedir disculpas por sus palabras, ya que el sentido de las mismas no era ofensivo para nadie.

--Unos dicen que, después de las disculpas del Papa, habrá nuevos chantajes. Y otros...

--Hay que buscar vías para reducir las tensiones cuando estas aparecen. Y la vía correcta para lograr reducir esas tensiones es solo una: la correcta.

--Permítame insistir. Unos dicen que las disculpas traerán nuevos chantajes y otros entienden las mismas como un intento de proteger la vida de católicos y cristianos que viven en determinados países.

--No, no. Pero la tensión y agitación, al menos durante cierto tiempo, pueden tener consecuencias negativas para la Iglesia y para los cristianos. Hay que decir la verdad, intentar resolver los problemas. Hay que aclararar los malentendidos. Y eso ha hecho el Papa demostrando que el sentido del discurso del Papa está en concordancia con el diálogo interreligioso.

--Diálogo.

--Diálogo interreligioso. El discurso que Benedicto XVI hizo en Colonia el año pasado fue muy bien acogido por los musulmanes. Los creyentes de diferentes credos tenemos que unirnos para afirmar que el nombre de Dios nunca puede justificar la violencia.

--¿Se teme en el Vaticano lo que algunos llaman choque de civilizaciones ?

--¿Se refiere usted, sobre todo, a la relación con el islam? La Iglesia, a partir de Juan Pablo II, ha trabajado siempre en un sentido diferente al choque de civilizaciones, es decir, que estamos actuando para que ese choque no se produzca y sí se produzca un encuentro.

--Encuentro difícil, supongo.

--Lo cierto es que se trata de una situación dinámica, en la que cada uno tiene que poner algo o mucho de su parte. El choque de civilizaciones no se producirá si contamos con el número suficiente de personas que trabajen para el encuentro de civilizaciones.

--¿La Iglesia católica solo es espectadora?

--En absoluto. La Iglesia no es espectadora pasiva de la historia y la realidad del mundo. La Iglesia católica desempeña un papel dinámico y no acepta la teoría del choque de civilizaciones.