En silencio, el Papa rezó una oración en la que pidió la paz "para nuestro mundo violento" y rogó por la inspiración divina "para aquellos cuyos corazones y mentes están consumidos por el odio" en una misa celebrada para casi 60.000 personas en el estadio de béisbol de los Yankees tras visitar la zona cero , el epicentro en Nueva York de los atentados del 11 de septiembre del 2001. Era el último acto público de su primera visita oficial de seis días a EEUU.