Durante miles de años, Asia y América estuvieron conectadas por una ancha banda de tierra que hoy está en gran parte hundida bajo el océano. Este territorio, que ha sido bautizado como Beringia, comprendía el extremo este de Siberia y la actual Alaska, y estuvo habitado por todo tipo de especies vegetales y animales que se intercambiaron en las dos direcciones. Sabemos que Beríngia estuvo habitada por humanos que procedían de Siberia y que progresivamente fueron poblando todo el continente americano. Se acaba de publicar por primera vez el genoma de un habitante de Beringia y nos da una nueva perspectiva sobre el origen de los americanos.

Lo que se ha publicado en la revista Nature es el primer genoma completo de un chico joven hace 11.500 años que vivió en la parte de Beringia que es actualmente Alaska. Los grupos daneses y británicos que han realizado el trabajo extrajeron ADN de un trozo de hueso del cráneo. Para ello pidieron permiso a representantes de las tribus locales, muy celosas de preservar los restos de sus ancestros. Han comparado los resultados con los genomas de 167 poblaciones humanas de todo el mundo y que ya están disponibles.

Los resultados demuestran que el genoma del chico de Beringia se corresponde con lo que sabemos de las primeras poblaciones que habitaron América. Tomando en cuenta todos los datos del genoma, pero también de la arqueología y de las relaciones entre las lenguas americanas, los autores proponen que los primeros pobladores humanos habrían llegado a Beringia procedentes de Siberia hace 25.000 años. Allí se establecieron y algunos vivían en esa zona hace todavía 11.500 años. Un grupo, sin embargo, se fue para explorar más el sur y pobló todo el continente. Las circunstancias de esta decisión son desconocidas por ahora, pero se ha dicho que pueden responder a dos maneras de ver el mundo que persisten entre nosotros. Aquella que se conforma con la vida allí donde se vive y aquella que se pregunta qué hay detrás de las montañas y decide ir a explorar.