Al lamentable espectáculo que de unas semanas para acá ofrece Italia con el caso de Eluana Englaro se sumó ayer con decisión el primer ministro, Silvio Berlusconi, que ha echado mano del que puede ser el último recurso para evitar que la mujer de 38 años --en coma vegetativo desde hace 17-- sea desconectada de la sonda que la mantiene viva: un decreto.

La prensa italiana afirmaba ayer que el documento, redactado, toda vez que la desconexión es inminente, a toda prisa, será aprobado hoy en el Consejo de Ministros, aunque luego se supo que quien tiene la última palabra, el presidente Giorgio Napolitano, no está seguro de la conveniencia de estampar su firma. "Perplejidad": esa, dicen los medios, fue la reacción del presidente al enterarse de las maquinaciones del Gobierno italiano.

Mucho tiene que ver la presión del Vaticano en la desesperada maniobra del mandatario italiano, que no es ni mucho menos la única que en las últimas semanas ha llevado a cabo el Ejecutivo con el fin de impedir que el padre de Eluana, Beppino, haga lo que en noviembre pasado el Tribunal Supremo de ese país consideró justo; pero sí es --o parece-- la maniobra definitiva. Consiste, en la práctica, en convertir en decreto el proyecto de ley sobre testamentos biológicos, que de seguir su curso normal no sería aprobado antes del verano. El texto prohíbe expresamente suspender la hidratación y alimentación de una persona que se encuentra en estado vegetativo, precisamente como es el caso de Eluana.

REDUCCION DE LOS NUTRIENTES Mientras, en el centro de reposo La Quiete, en Udine, los médicos siguen haciendo su trabajo, aplicando el protocolo; este indica que la primera fase de la desconexión empezará hoy, cuando se reduzcan a la mitad los nutrientes que consume la paciente. A las críticas relacionadas con el posible sufrimiento de la mujer, su neurólogo, Carlo Defanti, se defendió afirmando que "morir deshidratado es uno de los tipos de muerte más dulces que se conocen", y argumentando que "las pruebas científicas señalan que la mujer no sufrirá".

Algunos de los médicos responsables de la desconexión tuvieron que desplazarse ayer hasta la sede de la fiscalía de Udine, que ha abierto un expediente --al parecer de rigor-- para comprobar que el centro La Quiete cumple con todos los requisitos para hacer dicho trabajo de desconexión. El espectáculo continúa y no parece que se haya dicho aún la última palabra. Lo único claro, por ahora, es que esta parece estar en manos del señor Napolitano.