La Junta militar birmana no da su brazo a torcer. Ayer, dijo que se basta sola para atender a los damnificados por el tifón Nargis . Para evitar injerencias, los militares prohibieron a los medios de comunicación del país y a los extranjeros acceder al delta del del río Irauadi, según el Gobierno de Tailandia y la ONU.

Los visitantes que quieran acceder a esta región deberán justificar que van a casa de un familiar y necesitarán un permiso especial, según informaron fuentes de la disidencia. El Ejército ha cercado la zona afectada y controla todas las carreteras. El régimen quiere evitar así que salgan imágenes y relatos de la devastación, la lentitud con que se reparte la ayuda y la lamentable situación de los damnificados por el ciclón.

Ante esa reacción, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, convocó a los embajadores de varios países para estudiar una respuesta a esa cerrazón. Ban dijo: "He invitado a representantes de los estados miembros para discutir las opciones posibles sobre la manera de proceder".

Luego agregó que la Junta ha mostrado "señales de flexibilidad", aunque afirmó que es a todas luces "insuficiente" dada la tragedia que se vive. La ONU elevó ayer a entre 1,6 y 2,5 los millones de personas "gravemente afectadas" por los efectos del Nargis

Ban no excluyó la convocatoria urgente de una cumbre, como sugirió el primer ministro británico. Diplomáticos occidentales aseguraron que el número de muertos --ahora estimados en 200.000-- puede doblarse si se confirman los partes que anuncian fuertes lluvias. Además, Birmania no autorizará la entrada de expertos para coordinar las operaciones de ayuda.