Con un millón y medio de personas amenazadas por epidemias y sin comida y agua potable, la Junta militar de Birmania dio ayer un paso adelante hacia la institucionalización del régimen con la celebración de un referendo constitucional en las áreas del país que escaparon del ciclón Nargis .

El régimen, para el que el desastre causado por el ciclón supone un simple "inconveniente", aplazó la votación hasta el 24 de mayo en las áreas que circundan Rangún así como en el delta del río Irrauadi. Mientras tanto, continuaban las trabas impuestas por el régimen birmano a los vuelos humanitarios, después de que dos aviones de la ONU con alimentos y medicinas para los damnificados fueran requisados por las autoridades.

COLAS DE FUNCIONARIOS Largas hileras de funcionarios y civiles luciendo la vestimenta nacional, requerida para la ocasión por las autoridades, esperaron ante los colegios. "Los birmanos vamos a votar, pero le aseguro que nuestro voto no tiene ningún valor; es un paso que dan los generales para eternizarse en el poder", aseguró a Efe un exoficial del Ejército birmano y activista opositor, que por motivos de seguridad pidió no revelar su nombre.

El texto constitucional, que se vende en contados quioscos por 1.200 kyat --el equivalente a un dólar en el mercado negro y más de la mitad de lo que gana al día un trabajador-- hace referencia a la "democracia", aunque está muy lejos de la promovida en los países liberales. Según fuentes diplomáticas europeas, "no se da el caso de un país con un Ejército, y sí en cambio el del Ejército con un país" al que impondrá una Constitución que persigue maquillar el régimen y hacerlo presentable ante la comunidad internacional. El referendo ha sido precedido de anuncios sobre la obligatoriedad del sí bajo amenaza de castigar hasta con tres años a aquellos que votasen lo contrario. Una semana después del desastre, la prioridad del Ejército continúa siendo la seguridad durante el referendo.

"A los militares les preocupa más un nuevo brote de protestas por el descontento que fomentan las dificultades económicas", señaló U Mya, expulsado de la Universidad de Rangún por motivos políticos. Los periodistas birmanos, que exhortan a la población a denunciar a las personas que critiquen la actuación del Gobierno en la región arrasada, pintan que la situación está en vías de resolución por los militares, y destacan que las visitas al delta el primer ministro"reconfortan a los damnificados".

La cifra real de muertos puede que nunca se sepa, pero supera ya los 100.000 muertos. En peligro se encuentra entre 1,5 y 2 millones de birmanos por la falta de asistencia, debido a la negativa de la Junta a abrir el país a la ayuda extranjera. El Programa Mundial de Alimentos recuperó la carga de uno de los dos aviones suyos que lllegaron ayer a Birmania, aunque el contenido de los dos aparatos que aterrizaron el viernes aún se encuentran en manos de la Junta militar.

El partido opositor de Aung San Suu Kyii se limitó a decir que la cifra del Nargis "aumenta día tras día debido a las restricciones impuestas por la junta a la ayuda humanitaria".