Seis días después del paso del ciclón Nargis , las noticias cada vez más alarmantes que llegan de Birmania, la actual Myanmar, dibujan una tragedia de enormes proporciones, que la falta de asistencia y las epidemias pueden multiplicar. Y los birmanos deben afrontarla prácticamente solos, mientras su Gobierno mantiene el bloqueo del grueso de la ayuda internacional. "Si hay una catástrofe en la catástrofe, son las autoridades birmanas", decía ayer el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner.

Unos 5.000 kilómetros cuadrados del delta del Irrawadi permanecen bajo las aguas, informó ayer Richard Horsey, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU en Bangkok (Tailandia). Daala y Twantey, zonas al sur de Rangún donde viven 300.000 personas, están destruidas en un 80%, según Médicos sin Fronteras (MSF). Distintas fuentes, incluida la ONU, coinciden en que las cifras oficiales de víctimas --22.980 muertos y 42.119 desaparecidos-- se superarán ampliamente, y Horsey estimó que más de un millón de personas necesitan con urgencia "cobijo y asistencia para salvar sus vidas". A la falta de agua potable, alimentos y medicinas se suma el riesgo inminente de epidemias de tifus, malaria, dengue, cólera, hepatitis A y otras enfermedades vehiculadas por los cadáveres, el agua estancada y los mosquitos.

PRIMEROS HELICOPTEROS Helicópteros militares birmanos comenzaron a repartir ayer alimentos y agua en algunas localidades del delta. Pero la Junta sigue bloqueando la llegada de ayuda internacional, y no ha otorgado ningún visado de entrada a los expertos que deberían evaluar las necesidades. "La ayuda está obstaculizada por las dificultades para obtener información sobre el terreno", denunció ayer la ONU, que obtuvo un primer permiso para mandar un avión que saldrá de Brindisi (Italia) en los próximos días.

España tiene también lista una aeronave con 13 toneladas de ayuda que espera en la base militar de Torrejón de Ardoz a que se den las condiciones para asegurar su entrega, informó Exteriores. Dos aviones enviados por la India sí volaron ayer a Birmania y se sumaron a la ayuda procedente de Tailandia y Singapur, mientras dos barcos también indios seguían anclados a cuatro millas del puerto a la espera de un permiso de descarga. El Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados tenía ayer 22 toneladas de ayuda bloqueadas en la frontera tailandesa. Mientras las autoridades birmanas siguen ocultando a la población la auténtica magnitud de la catástrofe.