Decenas de miles de birmanos desesperados del delta del Irrauadi han comenzado a abandonar sus regiones de origen y a emprender una penosa huída hacia el norte del país en busca de alimentos y agua potable debido a la negligencia de la Junta birmana a la hora de socorrer a los damnificados por el ciclón Nargis .

Mientras tanto, en Bangkok, las oenegés afilaban las lenguas y llegaban a calificar de "crimen contra la humanidad" la exasperante lentitud en la concesión de visados de trabajo a sus trabajadores. Con los últimos datos en la mano, el Programa Mundial de Alimentos (PAM) admitió ayer que solo había logrado movilizar un 20% de la comida necesaria para socorrer al millón y medio de damnificados por el ciclón.

"Tenemos proyectos humanitarios en el norte, una zona que no ha sido afectada por el ciclón; en los últimas días nos han llegado 30.000 personas que buscan comida y agua", aseguró a EL PERIODICO Claudia Moreno, portavoz de la oenegé Worl Vision. Dado que ésta no ha conseguido permiso de entrada para sus cargamentos de alimentos y medicinas desde Dubai, está echando mano de sus depósitos para emergencias que mantenía en el interior, compuesto de pastillas para potabilizar agua y granos.

Algunos residentes de las zonas no afectadas temen que los refugiados se lancen al pillaje debido a la penuria de agua o alimentos.