El ministro de Fomento, José Blanco, advirtió ayer de que al Gobierno se le está "acabando la paciencia" en el conflicto que enfrenta a los controladores aéreos con el gestor aeroportuario AENA después de varios meses de negociación.

Tras firmar en el libro de honor en el Ayuntamiento de O Carballiño (Ourense), que celebró su tradicional Fiesta del Pulpo, el ministro subrayó en declaraciones a los informadores: "Estamos dispuestos a hablar de las condiciones laborales, pero no de hacer nada que vulnere la ley", en un proceso que añadió que se está extendiendo "demasiado" en el tiempo.

Blanco instó a los controladores aéreos a que sienten en la mesa a representantes autorizados para llevar a cabo las negociaciones después del fracaso habido hasta ahora.

En este sentido, reprochó al comité ejecutivo de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) que las personas que hay actualmente en la mesa de negociación "no tienen autoridad suficiente".

El ministro pidió a los controladores aéreos que "digan si van a la huelga" o no y demandó "gente que cumpla" para poder llegar a una resolución del conflicto.

Aseguró que "siempre plantean lo mismo", que es "trabajar menos y cobrar más", algo que indicó que no es posible.

Blanco aseguró que una huelga de los controladores aéreos va a causar "un grave daño a la economía y al turismo", por lo que resaltó que "no pueden tener a toda la sociedad en vilo".

Por ello, recordó que se ha pedido que, desde la independencia, alguien arbitre" una propuesta que los controladores "deben aceptar".

Por otro lado, USCA está esperando a que sea el Ministerio de Fomento el que cambie su posición y acepte continuar la negociación, ya que sus representantes "fueron los que la rompieron", afirmó su portavoz, Daniel Zamit.

El Comité Ejecutivo de USCA se reunirá el próximo jueves "con el fin de dar más a tiempo a Fomento" para que le llame de nuevo, reiteró Zamit en declaraciones a EFE.