En algún momento de los próximos años, nadie se atreve a decir cuándo, ni siquiera de forma aproximada, un ferrocarril de alta velocidad llegará al aeropuerto de Barajas como lo hará también al de El Prat. Era un acto de importancia básicamente local, el calado de un túnel de Cercanías entre la estación de Chamartín y la T-4 del aeródromo; una visita que despertaba morbo político porque era la primera vez que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, se besaban desde su última batalla por el control de Caja Madrid, pero el ministro de Fomento, José Blanco, lo convirtió en algo que va bastante más allá. "Tengo la firme determinación de que el AVE llegue también a Barajas. Será un objetivo del Gobierno", dijo el ministro en el túnel.

Para cumplir este propósito gubernamental, sin embargo, hay que llevar a cabo antes otros dos que se encuentran mucho más adelantados. El acondicionamiento de la terminal de Atocha para conectar la alta velocidad con el área de Levante, por un lado; y la finalización del túnel para que el AVE pueda circular entre Atocha y Chamartín, por otro.

CRUZAR MADRID Para el primero ya hay fecha: será a finales del 2010. Para el segundo, no. Según fuentes de Fomento, "si no hay ningún problema técnico", la tuneladora terminará sus trabajos "a finales del 2011". Después habrá que equipar la galería, pero en el ministerio prefieren no señalar el calendario. En parte porque, según dicen las mismas fuentes, los ingenieros no les han dado todavía ningún plazo, y en parte porque sienten cierta aversión a las fechas después del precedente del AVE a Barcelona, cuando la anterior titular de Fomento, Magdalena Alvarez, se comprometió a que llegaría el 20 de diciembre del 2007, y al final no ocurrió hasta dos meses después, el 20 de febrero del 2008. El nuevo equipo ha tomado nota.

Solo cuando culminen las obras del túnel entre Atocha y Chamartín, que cruza el centro de Madrid, comenzarán las de la alta velocidad a Barajas. El aeropuerto estará conectado con esta última estación.

En Barcelona, el calendario tampoco ha sido el fuerte de Fomento. No obstante, la gran diferencia entre el ministro Blanco y su antecesora es que este desbloqueó el proyecto para que la alta velocidad llegase a la terminal de El Prat. Ya en mayo se comprometió a que, antes de final de año, se licitarán los trabajos de llegada del tren hasta la T-1, un asunto que llevaba años pendiente de la autorización de Aena para que la tuneladora perfore bajo las pistas del aeropuerto. Lo que no está tan claro es cómo será esa llegada. Cercanías (o sea, vías de ancho ibérico) sí, pero hay dudas sobre la construcción de un tercer raíl que sería el que permitiría que la alta velocidad usase igualmente esa infraestructura.